Libro 5


Capítulo 5:


Amigo o enemigo



- Miren humo, vamos hacia allá seguro encontraremos lo que buscamos, rápido.

Un grupo de aproximadamente doce jinetes ataviados con largas túnicas se dirigió a toda prisa en dirección a aquella aldea que ardía y cuyo humo se elevaba como una enorme columna, como si esta sostuviera el cielo.

- No hace mucho estuvieron aquí, destruyeron el lugar y se fueron- dijo uno de los jinetes.
-Desmonten- dijo el que parecía ser el líder- divídanse, busquen lo que necesitamos y rápido, es seguro que los carroñeros vendrán en poco tiempo.
Uno a uno fueron desmontando y dejando sus caballos al lado del líder, se separaron y cada uno fue a buscar algo, que seria ese algo que con tanto afán buscaban, que podrían encontrar en un lugar en ruinas, lo tengo, tengo uno exclamo satisfecho uno de ellos regresándose al lugar donde dejaron los caballos otros 3 mas regresaron cada uno con lo que estaban buscando, suban a esos dos con cuidado y a ese cálmenlo que su llanto me molesta.
Cabalgando en la oscuridad de la noche recorrían todos los lugares donde el humo señalaba, pueblos destruidos, aldeas quemadas o destruidas. Recogiendo lo que ellos llamaban “Tesoros”.

Finalmente y con la carreta llena de tesoros, regresaron a su morada, un lugar llamado Atal-rac, una escuela secreta de mercenarios y asesinos. Allí son entrenados en las artes marciales y disciplinas mentales y físicas, manejo de armas letales y no letales, el arte de ocultarse, escapismo, desaparición, fabricación de venenos, etc.
Atal-rac es conocida pues es el hogar de una de las clases de asesinos mas destacados,  la Orquídea escarlata, es uno de los clanes de mercenarios más cotizados, trabajan al servicio del gran señor del mal Baal también conocido como Gog, a su servicio se encargan de tareas de sabotaje y persecución, astutos, rápidos y silenciosos son una temible fuerza de combate.
Sus buscadores pasan días fuera yendo a pueblos destruidos buscando tesoros, los q no son otros si no niños sobrevivientes, que son llevados a sus escuelas donde se les educa y entrena en diversas artes de combate, al final terminan siendo parte del Clan de la Orquídea Escarlata, tras pasar una difícil prueba.
Hepyoc es un adolescente de raza elfo, huérfano fue hallado por uno de los grupos de buscadores y llevado a Atal-rac cuando solo tenia un año, su pueblo había sido destruido por una hueste de grells, entrenado bajo las enseñanzas de sus maestros, los miembros del consejo de la orquídea escarlata lo encargaron a Tresec un Elfo de clase ninja viento.
Tresec comenzó siendo un duro y severo mentor pero conforme Hepyoc crecía y aprendía le fue cogiendo un cariño especial, pese a que los maestros estaban prohibidos a mostrar cualquier clase de sentimiento por sus alumnos, pese a todo a Tresec le agradaba la habilidad e inteligencia del pequeño y lo instruyo en todo cuanto el joven tenia que aprender y un poco mas.
Dentro de la escuela había diferentes clases de mercenarios o asesinos estos podían ser ninjas del viento, ninjas de veneno, maestros de puño, maestro de caos, maestro de tai. Cada clase tenia su sección especial dentro de la escuela que resultaba estar oculta, debajo de un pequeño e insignificante pueblito, nadie sospechaba que bajo tierra se encontraba la temible escuela.
Los diferentes tipos solían rivalizar entre si, dando pase a enfrentamientos controlados a modo de torneos, o carreras de pruebas mortales, cada cierto tiempo.
Hepyoc sobresalía de su clase por su astucia, y rápido hizo buenos compañeros, pese a todo lo que les enseñaban, Hepyoc sabia que algo no andaba bien, pese a que se les instruía como soldados de la muerte, no se les permitía cuestionar ordenes ni hacer preguntas no relacionadas con la educación que se les daba.
Tresec lo había instruido de tal forma que el tenia que pensar por si mismo escogiendo lo que el consideraba fuera la mejor opción, cosa que no era aceptable. Las enseñanzas que recibía el pequeño Hepyoc lo tenían incomodo y esa incomodidad era cada vez mas obvia, no pudiendo soportar mas todas sus inquietudes, decidió hablar con su mentor.
Tresec sorprendido se dio cuenta de lo peligrosa de la situación pues si el joven decidía comentarlo con alguno de sus condiscípulos fácilmente alguien lo acusaría y hasta podrían decidir eliminarlo.

-Hepyoc, escúchame, y escúchame bien, no debes hablar de esto a nadie me entiendes, a nadie a ninguno de tus compañeros, es peligroso que alguien sepa de tus dudas, disipa tu mente de inquietudes, limítate a seguir tus instintos basados en las enseñanzas que has aprendido- dijo muy preocupado Tresec.
- Pero maestro, y que hago con todas las preguntas que tengo no desaparecen de mi cabeza, solo dan vueltas y si logro no pensar en ellas, aparecen con mas ideas necesito respuestas, tengo que saber mas..
- ¿Todas tus dudas se disiparan con el tiempo ahora ve a dormir y deja de estar pensando tanto en todo eso, entiendes?
-         Esta bien lo intentare – diciendo esto el joven se fue a su habitación.
Sus compañeros charlaban cuando lo vieron entrar, en la habitación estaban sus tres compañeros un adolescente Onuh llamado Coru, un joven Tarkalo llamado  Quenas, un Daot llamado Palag, y dos visitantes mas de clase superior a la de ellos, un humano Robert y otro Daot mas llamado Ragi, este ultimo era el líder de un grupo de ninjas de rango medio, robert era uno de los muchos humanos y era conocido por su gran boca, era un bravucón y solía meterse con los mas pequeños, era el primero en acusar a cualquiera que no le diera lo q el quisiera, como autor de sus múltiples actos de vandalismo, a robert no le agradaba para nada Hepyoc y le gustaba humillarlo, Ragi en cambio era mas callado era muy conocido ya que era casi invencible en lucha de cuerpo a cuerpo, todos quedaron en silencio cuando Hepyoc entro a la habitación, Palag fue el primero en saludarlo al igual que Coru pues eran grandes amigos, robert con un gesto de desprecio salió de la habitación y espero a Ragi afuera, finalmente Ragi se despidió de Quenas, salió y miro a Hepyoc con cierta sorna, mientras salía sonreía extrañamente. Finalmente se fueron ambos y quedaron los cuatro jóvenes en la habitación.
- que ocurre Hepyoc- pregunto Palag
-¿Tresec te castigo o algo así?- pregunto Coru
-mmm, no nada de eso- dijo hepyoc mirando a quenas, que no había dicho ni una sola palabra.
- ¿necesito que me ayuden, podrían cubrirme? Será solo un rato necesito hacer algo.
- estas loco, si te pescan saliendo de la habitación a estas horas es fijo que te cuelgan- dijo Palag con preocupación.
- vamos no se los pediría si no fuera algo importante además somos los mejores ninjas de la escuela verdad.
¡Si, claro que sí! Dijeron al unísono sus dos amigos.
- Entonces me cubrirán, debo ir un momento a la biblioteca...
-¡A la bibliotecaaa, es que te volviste loco dijo palag muy preocupado.
-mmm estoy seguro que a tresec se le paso la mano y te golpeo muy fuerte la cabeza, jajajajaja dijo Coru riéndose a carcajadas.
- vamos chicos solo por esta vez si, hagan caso a su amigo.
-mm esta bien te cubriremos pero apresúrate, dijeron sus amigos.
- ¿Quenas puedo contar contigo? Pregunto Hepyoc.
- debes estar loco para hacer algo así, haz lo que quieras- dijo de manera despectiva Quenas.
- Eeee Quenas que te pasa, quieres pelea - dijo Coru riéndose con Palag
Quenas solo se dio media vuelta y acomodo su almohada sin decir media palabra.
Hepyoc se despidió de sus amigos y salió de la habitación haciendo uso de todas las enseñanzas de su maestro, logro pasar al centinela de las habitaciones, y lo mismo hizo con el guardia de piso sin ser visto, cuando se hallaba en las afueras, del edificio, fue mas difícil caminar por los pasillos externos y finalmente tuvo que trepar por paredes altas para llegar a la biblioteca, por fin había logrado llegar ahora podría revisar en los libros y disipar sus dudas.
Pero cada libro que veía solo hablaba de todas las cosas que el ya sabia o tendría que aprender, y eso no le gusto así que decidió entrar a la sala de archivos de la escuela, ese lugar estaba prohibido para todos, solo los miembros del consejo podían entrar, y Hepyoc lo hizo.
Los antiguos pergaminos contenían técnicas de combate secretas pero eso no era lo que el quería, finalmente encontró un archivo detallado de cada niño que era llevado allí y descubrió una terrible verdad.
Los buscadores no solo recolectan niños abandonados si no que guíaban a las patrullas de grells o muertos a los poblados con la condición de que les dejen recoger  pequeños huérfanos.
La cólera de Hepyoc era enorme todo lo que había pasado era propiciado por los miembros de la orquídea escarlata, los que lo habían adiestrado para ser uno mas de sus servidores, una pintura en la pared lo espanto y de esa manera entendió el propósito para el cual los entrenaban y el final que cada uno tendría. Había papeles que contenían información de personas que habían sido eliminadas y otras que tenían que serlo, un hedor empezó a sentirse en el ambiente y hepyoc sentía como si fuera a desmayarse, la luz cercana de una antorcha y voces evidenciaban la cercanía de un grupo de personas, pero ese hedor significaba que un señor de la peste también se acercaba, conteniendo la respiración el joven salió por una de las ventanas y deslizándose suavemente llego a un cercano techo vecino, donde se quedo quieto cual estatua y luego mimetizandose con el ambiente desapareció, quieto y con las orejas listas a escuchar(los elfos poseen un oído prodigioso)pudo oír la conversación de los miembros del consejo con un señor de la peste.

- El plan será ejecutado en el plazo designado- dijo un miembro del consejo
- Eso espero solo necesitamos fuera a ese despreciable humano- dijo el señor de la peste.
- Bogic se siente tan a salvo en su ciudad, se cree que a salvo bajo sus murallas, pero cuando menos lo crea estará acabado, ya enviamos a uno de nuestros mejores hermanos, dejemos que se tome su tiempo,  el menor descuido podría alertar al rey y eso es lo ultimo que deseamos verdad? dijo otro miembro del consejo.
- Eso espero, el tiempo es algo que no se puede perder, esa ciudad debe ser destruida, o el general vendrá y se hará cargo de esta situación, sin contar con sus humildes servicios- dijo burlonamente el señor de la peste.
- todo saldrá de acuerdo a lo que planeamos, El clan de La Orquídea escarlata nunca a fallado en sus servicios a Baal.
- por que la ventana esta abierta- dijo el señor de la peste
- es extraño por que la ventana esta abierta si nunca la dejamos abierta, es muy extraño revisen a ver si falta algo dijo uno de los miembros del consejo.
Mientras hepyoc comprendía que era momento de huir a toda prisa, o seria pillado, a toda velocidad pero con cautela se escabullo en el pabellón de los dormitorios sin ser visto, tendría que salir y muy rápido. Entonces se le ocurrió que lo mejor seria ir donde su maestro, así que se dirigió a su habitación.
Tocando suavemente la puerta para no ser oído por los demás, sabia que su maestro si lo oiría ya que era elfo también.
La puerta se abrió y su tutor salió desconcertado, la voz de alarma ya se había corrido y por todos lados empezaba a haber mucho movimiento.
- Que haces aquí deberías estar en tu habitación descansando- dijo Tresec
- Maestro descubrí cosas terribles y necesito su ayuda, por favor no deje que me atrapen, ya lo se ahora lo se todo.
- De que hablas que es todo esto que me estas diciendo, que ocurrió- preguntaba el sorprendido maestro.
¡Busquen en todas partes, alguien entro a la sala de archivos y robo algunos pergaminos, busquenlooo!- gritaba un centinela acompañado por otros guardias.
Por doquier había guardias corriendo, de un lado a otro. El maestro ahora comprendía lo que había sucedido.
- Pasa rápido, aprisa- dijo un tanto preocupado pues sabia que no habría vuelta atrás.
- que hiciste ahora, esta vez si es algo muy grave, si nos atrapan nos mataran a ambos.
- logre investigar algunas cosas en los archivos y..
- en los archivos, acaso estas loco, solo los miembros del consejo pueden entrar a esa sala, por que hiciste algo asi..
- Tenia que saber algunas cosas y pude averiguar  de donde provengo, hasta saber que mi pueblo fue atacado por grells  por que uno de los buscadores indico el camino a mi poblado, se que piensan matar al rey Bogic de Oderon por que atacaran la ciudad y las tropas del general Orlando están en camino, y que un señor de la peste le encargo la tarea al consejo, y que a nosotros nos usaran para alimentar a una criatura extraña que ..
- basta no digas mas, tenemos que huir hay algo mas que sepas o sacaras de la sala de archivos?
- mm si saque esto- dijo Hepyoc sacando dos pergaminos que contenían técnicas de combate y el otro nombres de asesinos y especialidades, que serian enviados por Bogic.
- vamonos de aquí rápido dijo Tresec tomando de la muñeca a Hepyoc y llevándolo rápidamente- tenemos que salir a la superficie y huir pronto, simplemente no mires atrás.
Ambos corrían lo más rápido que podían en l camino Tresec dejo inconscientes a dos centinelas, tras ellos habían muchos otros que iban a acabarlos por la osadía del joven.
Ya cerca de la superficie Tresec tuvo que acabar con otro centinela que guardaba la puerta de salida, al fin en la superficie salieron de la casita que ocultaba una de las entradas y se dirigieron al bosque, así tal vez perderían a sus perseguidores.

- Tráiganlos vivos o muertos no importa como, pero los pergaminos no deben salir, y el joven debe morir sin falta es el quien entro y escucho una conversación importante, entendido-  dijo uno de los miembros del consejo.
En seguida un grupo de seis asesinos entre ellos Ragi, robert, y otros ninjas salieron junto a un daot de clase maestro y un humano clase veneno. Ellos salieron rápidamente tras los traidores a los cuales no les darían oportunidad de escapar.
Mientras tanto Tresec y Hepyoc corrían al interior del bosque para estar a salvo y tener mas oportunidades, de escapar. Pero sus perseguidores son de clase superior a la de Hepyoc y de la misma clase de Tresec hay dos asesinos, la situación es muy difícil, el daoth se separa del grupo al igual que el humano los otros cuatro siguen los rastros al bosque y finalmente logran alcanzarlos.
- Ya no hay donde ir traidores, si se les entreno para pelear por que huyen?- dijo uno de los perseguidores
Tresec comprendiendo la situación le hizo una seña con la mirada a Hepyoc que se ponía en posición de combate ahora el maestro podría ver a su alumno mostrar cuanto había aprendido, Tresec se puso frente a Ragi mientras el joven le hacia frente a los otros pero una certera patada envío a Tresec al suelo, el daoth  había estado mirando desde arriba de un árbol, atacando sorpresivamente, el humano apareció caminando lentamente exhibiendo los dos garfios de metal en sus muñecas. Robert sin esperar se lanzo sobre Hepyoc con sus Sai(especie de daga, de tres puntas) pero recibió  una certera patada doble, que lo dejo mareado, una serie de patadas dejaron al fanfarrón en el suelo, el humano se lanzo con sus garfios sobre Hepyoc pero fue repelido por Tresec, quien queda con unos rasguños.
-¡Huye Hepyoc, pronto!..
- Pero maestro..
- Haz lo que te digo ¡ya!..
robert se  levanto esgrimiendo sus Sai al igual que los demás, Ragi saco sus cuchillas, el otro daot se coloco unas pesadas braceras en piernas y manos, cada uno de los perseguidores saca su arma, Tresec saco sus aroshas (aros de metal con una cuchilla) con lo que era experto, la pelea se pondría terrible ahora.
Mientras Hepyoc corría, Tresec le cerraba el paso a sus perseguidores, una poderosa patada mando a volar a robert lejos de allí dejándolo inconsciente.
Unos ojos expectantes observaban todo ocultos tras los arbustos, dos orcos exploradores estaban escondidos mirando todo lo que ocurria.
Tresec ahora sonrío calmadamente, mientras decía:
- ¿Sabes por que me llamo tresec? Haciendo rapidos movimientos con sus aros mientras contaba uno, dos, tres muertos, cuando dijo esto solo quedaron de pie ragi, el daot mayor y el humano de los garfios, los otros dos cayeron fulminados.
- jajaja Tresec, tres seconds, tres segundos- dijo el daoth mayor- tres segundos para matar, tres segundos de vida, tres movimientos suficiente, se mucho sobre ti Tresec.
- Tus aroshas son rápidos, ligeros, filosos,  pocos manejan tan bien esas armas- dijo el humano.
Ragi desconociendo la destreza del maestro de Hepyoc, se lanzo a atacarlo, y a pesar de ser un asesino de clase media le dio muchos problemas aunque finalmente cayo fulminado por Tresec.
El daot era al que mas temia Tresec, la velocidad de los daoth era muy impresionante, mas el entrenamiento ninja definitivamente daría una pelea terrible, el primero en atacar fue el humano, que lentamente se acercaba, pero fue tan bueno que su garfio hizo una nueva herida, la pelea empezó. Las armas de ambos chocaban haciendo chasquidos, sacando chispas por la fuerza con la que impactaban, una y otra vez, la lucha estaba pareja, la patada que Tresec lanzo fue evadida, lo mismo sucedió con el puñete que lanzo el humano, ninguno de los golpes acertaba, era el momento de que ambos sacaran sus especialidades, el humano uso una sombra de veneno letal con la que se cubre, una espesa nube de  veneno lo envolvió rápidamente, ataco a Tresec, que no podía atacarlo por evadir el veneno, finalmente un certero golpe abrió una herida y el veneno empezó a hacer efecto, era el momento de usar su especialidad, Tresec desapareció y un suave silbido se oía en el aire movimientos de aire evidenciaban que estaba por allí  y un certero movimiento hizo que el viento diera vueltas alejando la nube de veneno, al que un silbido mas fuerte dejo una herida mortal, había acabado la pelea Tresec había ganado.
Los aplausos sonoros del daoth, lo alertaron
-         bien ahora solo somos tu y yo- dijo Saen(el Daoth)
-         perfecto entonces empecemos- respondió Tresec
Hepyoc solo podía correr aunque las lagrimas no dejaban de caer de sus ojos, mientras corrían le contó todo a su maestro y este le pidió que para que todo lo que estaban pasando tuviera sentido, el tendría que advertir al rey Bogic del problema que se avecina, y salvarle la vida así la invasión a Oderon no se llevaría acabo, es lo que hizo que Trecec se sacrificara y el sacrificio de su maestro no seria en vano, solo por eso el tenia que correr y correr.
Saen sacudía lentamente su cuello sacando múltiples sonidos de los huesos.
Trecec corría hacia Saen mientras este hacia lo mismo, uno solo saldría con vida, la destreza de Tresec era igual a la de Saen, pero en lucha cuerpo a cuerpo Saen tenia cierta ventaja, nuevamente Tresec desapareció y un silbido se oía en el lugar, Saen cerro los enormes ojos, y adopto una posición extraña quedando inmóvil el silbido se hizo mas fuerte y profundos cortes partieron en pedazos el cuerpo de Saen, lo extraño es que lo que cayo al suelo fueron pedazos de un tronco, cuando Tresec hizo ese golpe se hizo visible otra vez, y de inmediato un remolino de puñetes y patadas lo cogió desprevenido, los pesados metales de los brazos, manos y piernas, hacían un daño terrible a los órganos internos pese a estar cubriéndose Tresec llevaba la peor parte, dando volteretas hacia atrás desapareció otra vez el silbido era mucho mas fuerte y tenia un raro eco(esta vez estaba usando sus arashis),Saen nuevamente se quedo inmóvil pero esta vez en otra posición mas extraña que la primera, los cortes destrozaron lo que parecía ser esta vez barro seco pero Tresec no se hizo visible otro silbido fuerte se oía pero Saen no estaba por ninguna parte, también sabia la técnica del viento de muerte que usaba Tresec.
Poco a poco ambos sonidos se hacían mas y más fuertes lo que significaba que pronto chocarían uno con el otro un chasquido cerca de ellos distrajo a Tresec por unos segundos y chocaron ambos.
Tresec estaba gravemente  herido, Robert se había levantado y se acercaba, la distracción le había costado mucho Saen se hizo visible y mostró sus propios arashis, con cortes no profundos se acercaba lentamente.
- por fin al fin, si lo elimino ganare mi grado superior- dijo el oportunista de Robert.
- pero un potente manazo de Saen lo mando a volar estrellándose contra un árbol con mucha fuerza, fue tan potente el golpe que dejo su marca en el árbol y al caer al suelo reboto.
- Estorbo, no te metas- dijo Saen- acercándose a Tresec que seguía herido, el fin a llegado traidor, el golpe final -dijo corriendo, Tresec se levanto pero la lengua de Saen le dio de lleno en los ojos, antes de caer se envolvió en un viento que daba vueltas rápidas a su alrededor pero Saen no tuvo tiempo de ver ese movimiento, y fue demasiado tarde, todo se oscureció.
La noche había caído y Hepyoc estaba muerto de sed y agotado, la huida no le dio tiempo de coger una cantimplora o alguna otra vestimenta, lo que supondría un problema en el futuro.
Cansado se sentó bajo un árbol, las lagrimas caían y pensaba en su único ser querido Tresec era como un padre para el y sus dos amigos Coru y Palag ya no volvería a verlos otra vez, ese día su mundo había dado un giro inesperado pero terrible, todo lo que había tenido se había acabado aquel día era funesto para el,  había perdido todo, y había descubierto que todo lo que  creía era mentira.
Se sentía solo y mal por  no haberse quedado a ayudar a su maestro, ahora su único propósito era tratar de salvar al Rey Bogic, él viviría y así destruiría los planes de La Orquídea Escarlata esa seria su venganza por haberlo dejado sin padres, y por despojarlo de sus amigos y su querido maestro,
Secándose las lagrimas de los ojos levanto el puño al cielo y juro que acabaría con la Orquídea escarlata bajo cualquier medio.

Cansado se acostó y se queda dormido, el camino a Oderon era relativamente cercano.
A la mañana siguiente se despertó y continuo su camino no sin antes desayunar algunas nueces que busco en arboles, el agua de un riachuelo cercano aplaco su sed, ya mas calmado se centro en su misión, y fue en dirección a Oderon.

Llegando a la ciudad, los guardias lo vieron y no lo dejaron entrar, los asesinos o mercenarios no eran bien vistos por ninguna nación pues su lealtad era dictada por el dinero.
No lo dejaron y trataron de capturarlo tres guardias corrieron tras el, tuvo que retroceder no le quedaba otra alternativa tendría que cambiar su ropa pronto y entrar oculto, mientras corría se mimetizo con el ambiente y se hizo invisible, aunque para eso tenia que contener la respiración, o se haría visible otra vez.
Pasando las puertas pudo, perder a los guardias que quedaron desconcertados, aunque los guardias ya habían dado la alerta se manejo con mucho cuidado y no se hizo mucha alboroto.
Esa si estuvo cerca, por poco y lo atrapaban, al fin se detuvo y haciéndose visible, se quedo a apreciar el esplendor de la bella ciudad de Oderon, atravesó las calles cada vez mas maravillado pues era la primera vez que salía de Atal-rac.
Un aroma se le hizo familiar y siguiendo el olor se percata de la presencia de otro asesino caminando por allí, no pudiendo contener mas la respiración dobla una esquina y se hizo visible otra vez, ese era el asesino enviado a matar al rey Bogic, con cuidado lo volvió a ver por la espalda, no había duda ese era el asesino.
Para advertir al rey tendría que acercarse mucho pero como hacerlo sin levantar sospechas.
De pronto por la plaza un grupo de guardias orcos acompañaba a un joven llamado Neshak, tal vez alguien importante, comprando por la plaza, el joven orco parecía una persona muy amable, no tenia el tipo de los orcos, se notaba en su rostro, en fin. Hepyoc trato de acercarse pero antes de dar un paso, lo penso bien, era seguro que al verlo lo tratarían de atrapar, además alertaría al asesino de su presencia, no valdría de nada el sacrificio de su maestro.
Primero tenia que cambiar de ropa, luego intentaría acercarse, pero el olor del otro asesino se acercaba en dirección al joven orco, ahora recordaba que no solo Bogic iba a ser asesinado también otros dos mas probablemente, uno de ellos seria el joven orco.
Sin poder detenerse corrió tan rápido como pudo, el otro asesino se había mimetizado ya, pero su olor revelaba su presencia en el área, los guardias orcos vieron a Hepyoc y trataron de atacarlo, aunque este los evadió diestramente uno de ellos lo cogió, el joven Neshak se alejo un poco de sus guardias y se armo un tumulto, era lo que el asesino necesitaba acercándose sigilosamente por detrás del joven mientras Hepyoc luchaba desesperadamente contra los guardaespaldas orcos.
El asesino caminaba lentamente hacia Neshak y los ojos de Hepyoc se abrían muy grandes al fin lo podía ver era un Tarkalo que el ya conocía era Quenas, por mas que gritaba los guardias orcos no le hacían caso, que hacer, no se los podía sacar de encima, eran cuatro orcos grandes, pudo soltar una de sus manos y cogiendo una pequeña cuchilla se la lanzo a Quenas, la cuchilla le dio en la mano en el momento en el que este iba a atacar a Neshak.
Los orcos sorprendidos por la acción de Hepyoc, lo soltaron, una daga dio de lleno en el brazo de uno de los orcos, que ni se inmuto pero pudo ver claramente al verdadero delincuente, Quenas trato de correr pero los guardias de la ciudad acudieron por el tumulto que se produjo rodeándolo por completo.
Sin posibilidades de escapar no le queda otra salida y se abalanzo sobre Neshak al que tomo por el cuello con dificultad pues tenia una mano herida, pero nuevamente una daga de Hepyoc lo hirió obligándolo a soltar a su rehén, sin perder tiempo Neshak golpeo con el codo a Quenas y luego giro dándole de lleno con su flauta, por fin Hepyoc se puso de pie pero vio en lo alto una figura caminando por los bordes de los techos dirigiéndose por lo alto al palacio del rey.
El asesino del rey utiliza el tumulto como distracción y estaba cada vez mas cerca del rey Bogic, su tarea era acabar con el rey.
Neshak pudo ver en los ojos de Hepyoc  que alguien estaba en lo alto y alcanzo a ver una silueta entrando por una de las ventanas del palacio, cogiendo a Hepyoc con una mano lo jalo diciendo:
- Corre tenemos que detener al otro asesino, rápido.
- Va tras el rey Bogic pero un momento era un asesino por persona, quenas mataría a Neshak, otro asesino iría tras Bogic eso significaba que había un asesino mas por allí - dijo Hepyoc
- pero por quien iría ese tercer asesino- pregunto Neshak
- no lo se pero debe ser alguien importante- dijo Hepyoc.
Subían las escaleras alertando a la guardia real al igual que los soldados orcos, el asesino estaba en los aposentos reales pero Bogic no estaba allí, el rey estaba dándose un baño y no estaba al tanto de los sucesos en la plaza
Caminando sigilosamente el asesino se acercaba al rey pero esta vez el asesino moviendo sus manos en forma circular saco un suave vapor verdoso que envolvió su daga con una fragancia muy agradable.
El rey sintió el agradable olor y curioso trato de identificar el lugar de donde provenía, al parecer venia de la misma habitación, aunque eso era imposible.
Cuando por fin el asesino se acercaba solo a unos cuantos metros del rey, Thorak con una enorme espada apareció enfrentando al asesino, la guardia real entro a los aposentos del rey junto con Neshak y Hepyoc.
El asesino era un Onuh llamado Letor, que conocía a Hepyoc por que alguna vez lo vio en Atal-rac, este era de clase alta y rápidamente acabo con cuatro guardias y un orco ahora se enfrentaba a Thorak, el techo del lugar se rompió y apareció el tercer asesino un Daoth que Hepyoc ya conocía, si el estaba vivo entonces significaba que el había acabado con Tresec, Saen miro con desprecio a Hepyoc y antes d que este reaccionara lo ataco dándole una poderosa patada que lo dejo inconsciente, haciéndose invisible un fuerte silbido lleno la habitación cayendo uno a uno los guardias que habían dentro, mientras Letor luchaba con Thorak, Saen si perder tiempo golpeo fuertemente a Bogic y se apresto a matarlo pero una lanza lo obligo a retroceder, Tabor también estaba allí, y se enfrento a Saen, pero no pudo hacer demasiado ya que Saen desapareció otra vez, Letor uso otra vez su tecnica del perfume mortal, giro sus manos  y el olor agradable volvió pero con mas fuerza aletargando a los guardias que acababan de entrar con destreza logro eliminar a los guardias que estaban dentro y se dirigió otra vez hacia Thorak, que se hallaba un poco mareado, un dardo lanzado por Hepyoc fue esquivado por Letor y Saen desarmaba a Tabor, enroscando su lengua a la lanza de este, desarmado Tabor quiso enfrentarlo cuerpo a cuerpo pero los golpes poderosos con los metales que Saen llevaba en las manos determino al vencedor, Tabor en el suelo ahora La situación se tornaba muy difícil, Neshak viendo en peligro  a su padre recordó que no moriría mientras portara su medallón, y se lanzo al ataque evadiendo los dardos de Letor, se abalanzo hacia el blandiendo una espada, pero tropezó y cayo al suelo
Con tal suerte que la espada cayo dando vueltas y finalmente le dio a los dedos del pie de Letor, gritando de dolor Letor se descuida y un certero golpe de espada de Thorak lo fulmina en el acto.
Solo queda Saen que desaparece en el aire este se acerca y desarma y hiere a Thorak pero Hepyoc se le atraviesa en el camino estorbándole y haciéndolo caer, finalmente el propio Bogic coge la daga de Letor y le hace un corte en el brazo a Saen, que de inmediato arrebata con su lengua la daga de las manos de Bogic, la distracción es aprovechada por Tabor que de un potente puñetazo derriba a Saen haciéndolo volar por los aires, Saen cae parado y da un salto larguisimo de regreso y da en el pecho de Tabor, mirando furiosamente a Thorak y Bogic se presta a desaparecer nuevamente pero esta vez múltiples cortes aparecen en el cuerpo de Saen, Hepyoc había estudiado una de las técnicas de los pergaminos que cogió, y uso la técnica llamada Espada de Viento, una ráfaga potente de  aire que daba vuelta alrededor de Hepyoc y que el podía dirigir en cualquier dirección, no obstante a la sorpresa de Saen su lengua da de lleno en los ojos de Hepyoc, y este cae.
- Tresec cayo y ahora, tu caerás - dijo Saen
- Pero no cuenta con que Neshak lo coge de las piernas antes de que este haga algo y es Hepyoc quien da una certera patada a Saen que cae por una ventana cayendo al vacío, la caída es tan alta que tarda mucho en llegar al fondo, finalmente había acabado, con Quenas en la cárcel ya no habría mas intentos ya que ahora estaban alertas.
Con cuidado Hepyoc contó todo lo que sabia a Bogic y Thorak y estos atentamente le oyeron, el peligro no había pasado pero esta vez estarían preparados, pues habían sido avisados por un enemigo que era ahora un nuevo amigo.